Episodio 220 - "Dos para el camino"

Emisión Original: 3 Mayo 2006



Escrito por: Elizabeth Sarnoff & Christina M. Kim
Dirigido por: Paul Edwards




Kate y Jack tratan de reanimar a Michael, que ha caído inconsciente al suelo después de salir corriendo de entre los árboles.

Kate: ¡Michael! ¿Qué le pasa? ¡Michael! ¿Michael? ¡Michael!

Kate escucha un ruido a sus espaldas, entre los árboles y se da cuenta de que Jack ha desaparecido. Se vuelve para tratar de averiguar adónde ha ido.

Kate: ¿Jack, adónde vas?

Jack aparece de nuevo entre los arbustos.

Jack: Puede que le hayan dejado escapar.

Kate: [Incrédula y casi gritando] ¿Dejarle ir? ¡Está solo! No le han empujado para que salga de la selva, Jack. Está solo.

Jack mira a su alrededor tratando de descubrir si hay alguien más escondido entre los árboles, observándoles. Está casi seguro de que se trata de una trampa. Finalmente se acerca a Kate y la ayuda a levantar a Michael. Jack lo sube sobre su hombro para llevarle hasta el búnker.

Jack: Vale. Vamos. Sí.


En el búnker Ana está cortando un mango en varios trozos mientras Locke, aún con la pierna entablillada, duerme en una de las literas. Ana observa la puerta de la armería antes de seguir cortando la fruta.


Flashback. Un coche de policía se detiene en el aparcamiento de la policía y Ana y su compañero se bajan del mismo.

Compañero: Nos vemos, Ana Lucía.

La madre de Ana, Teresa, capitán del cuerpo de policía, se acerca a ella.

Teresa: Pareces cansada.

Ana Lucía: Sí, gracias.

Teresa la observa en silencio durante unos segundos y Ana parece bastante molesta.

Ana Lucía: ¿Qué?

Teresa: ¿Dónde estuviste anoche?

Ana Lucía: En casa.

Teresa: [Sin terminar de creérselo] ¿Toda la noche?

Ana Lucía: Sí, me hice la cena, vi la tele...

Teresa: [Presionándola] ¿Qué viste?

Ana no responde a la pregunta.

Teresa: Vamos a dar una vuelta.

Ana cierra el maletero del coche.
Corte al tanatorio. Sobre una de las camillas vemos el cadáver de un hombre cubierto por una sábana. Cuando el forense la retira deja a la vista el cuerpo de un joven blanco con varios tiros en el pecho.


Teresa: ¿Te acuerdas de Jason Alder? Le encontraron en un aparcamiento a las tres de la mañana. Llevaba más de una hora muerto cuando dieron con él. La policía encontró la pistola en un contenedor. [Ana observa el cuerpo sin decir nada] Habían borrado el número. Ni huellas ni testigos. Le ejecutaron.

Ana mira a su madre.

Ana Lucía: ¿Alguna idea de quién lo hizo?

Teresa: Sí, Ana. Tú. Ese hombre confesó haberte disparado a sangre fría y te negaste a identificarlo, así que tuvimos que dejarle libre. Una semana después aparece con cinco balas en el pecho porque alguien le disparó a sangre fría.

Ana Lucía: Supongo que debería buscar un abogado.

Ana se dirige hacia la salida, pero su madre la detiene cogiéndola por el brazo.

Teresa: Mira... Las dos sabemos que la investigación no irá a ninguna parte. Pero Ana, si lo hiciste... si lo hiciste tienes que dejar que te ayude.

Ana Lucía: Si. Gracias mamá, pero no necesito tu ayuda.

Teresa: [Mientras Ana se aleja] ¿No quieres mi ayuda? Pues vas a tener que buscarla en alguna otra parte. Eres un oficial de policía, Ana. [Ana se vuelve] Si no me respetas a mí, al menos respeta eso.

Ana cierra los ojos y durante unos segundos reconsidera lo que ha dicho su madre. Entonces coge su placa y se la entrega.

Ana Lucía: Entonces renuncio.

Su madre le sujeta la mano durante unos instantes antes de que Ana se vaya. Fin del flashback.


Ana entra en la armería con el cuenco de fruta en la mano. Sobre la mesa vemos los restos de comida del día anterior.

Ana Lucía: [A Henry] Hola Henry. ¿Qué me cuentas? ¿Cuánto tiempo vas a seguir en huelga de hambre, Henry?

Henry sigue sentado en el camastro sin decir nada. Ni tan siquiera levanta la vista para mirarla.

Ana Lucía: ¿Alguna vez te he dicho que era policía? Me he encontrado con muchos asesinos en mi vida. ¿Sabes lo que más me sorprende de ellos? Lo mucho que les gusta hablar. [Henry sigue sin reaccionar] Pero tú eres diferente, Henry. Silencioso.

Henry murmura algo en voz demasiado baja como para entenderle.

Ana Lucía: ¿Qué has dicho? Si vas a decir algo vas a tener que hablar...

Ana se acerca y se inclina frente a él para hablarle cara a cara. En ese momento Henry la ataca, golpeándola en la cara con las manos atadas y lanzándola sobre el aparador. Luego la sujeta por la garganta y trata de estrangularla.


Henry: Tú mataste a dos de los nuestros. Dos buenas personas que no te habían hecho nada.

Ana le da una patada y Henry la golpea contra otra de las paredes de la habitación.

Henry: Tú eres la asesina, Ana Lucía.

Ana parece a punto de perder el conocimiento debido a la falta de aire. Henry la lanza sobre la cama mientras sigue apretándole el cuello entre las manos. En ese momento algo golpea a Henry en la parte posterior de la cabeza, obligándole a soltar a Ana. Henry cae al suelo mientras Ana intenta recuperar el aliento. Locke los observa con la muleta en la mano y entonces se sienta en la cama junto a Ana.

Locke: Supongo que por fin decidió hablar, ¿eh?


Flashback. Control de seguridad de un aeropuerto. Los pasajeros pasan por el detector de metales antes de embarcar y vemos que Ana es uno de los empleados que se encargar de examinarles, con un detector portátil.

Ana se sienta en la barra del bar del aeropuerto.

Ana Lucía: [Al barman] Hola Mike. Tequila con tónica.
Sentado en uno de los taburetes cerca de ella se encuentra Christian Shephard.


Christian: [A Ana] Un día largo, ¿eh? Me alegro de verla de nuevo.

Ana le mira muy sorprendida por el comentario.

Christian: Usted me registró en el control de seguridad. [Apura su trago y le pide otro al camarero] Otro, por favor. [A Ana] ¿Cómo se llega a ser personal de seguridad?

Ana Lucía: [Sonriendo] Uno deja de ser policía primero.

Christian: Qué coincidencia. Yo acabo de dejar de ejercer como médico.

Ana Lucía: [Bebiendo de su vaso] ¿Por qué lo dejó?

Christian: No lo hice. Mi hijo me delató por beber en horas de trabajo. [Al camarero] Gracias. Perdí mi licencia.

Ana se ríe.

Christian: Sí, lo sé. Tiene gracia.

Ana Lucía: No, no, es sólo que... No creo que los padres y los hijos deban trabajar juntos. Demasiados problemas.

Christian: Brindaré por eso.

Los dos beben.

Ana Lucía: ¿Adónde va?

Christian: A Sydney. Sydney, Australia. [Se le ocurre algo] ¿Quiere venir? [Ana le mira y se ríe] Lo digo en serio.

Ana Lucía: ¿Por qué habría de ir a Sydney con usted?

Christian: Puede que el destino nos haya juntado. Ya sabe, como dos bebedores en un bar de aeropuerto.

Ana Lucía: ¿Por qué haría eso el destino?

Christian: Oh, por la misma razón que lo hace todo. Para que podamos ayudarnos el uno al otro. Necesitas ayuda, ¿verdad?

Ana le observa sin pronunciar palabra y sin dejarse amedrentar.

Christian: A menos que no.

Christian se sienta en el taburete que hay junto a ella.

Christian: Lo que voy a hacer allí podría ser un poco peligroso y necesito alguien que me proteja, un guardaespaldas. Es perfecto para alguien que ha dejado de ser policía.

Ana Lucía: [Riéndose] Ni siquiera sé su nombre.

Christian: Oh, no usemos nuestros verdaderos nombres. Te propongo algo... ¿Por qué no me escoges un nombre y yo elegiré uno para ti?

Ana apura su trago completamente.

Ana Lucía: Tiene cara de Tom.

Christian: Tom. Es un nombre excelente. Y tú podrías ser... Sarah. [Pausa, tentándola] Australia.

Ana parece considerar seriamente la propuesta. Fin del flashback.


Ana se examina las heridas en un trozo de espejo cuando Libby se acerca a ella. Tiene un corte en la parte izquierda de la frente y varios moratones más en la cara.

Libby: ¿Qué ha pasado?

Ana Lucía: Me he cortado afeitándome. [Pausa] El tipo del búnker ha tratado de matarme.

Libby: ¿Estás bien?

Ana Lucía: Sí... Pero él no lo estará.

Libby: Eh, Ana.

Ana Lucía: ¿Qué?

Libby: No hagas nada estúpido.


Locke examina las puertas de emergencia en el búnker antes de dirigirse hacia la armería para hablar con Henry. El prisionero permanece completamente a oscuras dentro de la habitación, atado de pies y manos.

Henry: Si has venido a disculparte, te perdono por pegarme con la muleta. Me alegro de que no se rompiera contra mi cabeza.

Locke: ¿Por qué?

Henry: Bueno, es una pregunta difícil.

Locke enciende las luces.

Locke: ¿Por qué atacaste a Ana Lucía pero no a mí?

Henry: No estoy muy seguro de adónde quieres ir a parar, John.

Locke: Estaba atrapado bajo la puerta... indefenso. Podrías haberme aplastado la cabeza, pero no hiciste nada. ¿Por qué no?

Henry: Porque tú eres uno de los buenos, John.

Locke: ¿Qué? ¿Qué? ¿Un buen qué?

Henry: No importa. De todas formas estoy muerto. El médico ha ido a hacer un trato y los dos sabemos que volverá con las manos vacías, y entonces... He perdido el valor que tenía. Así que o bien Jack vuelve y me mata, o mi gente descubre dónde me tienen y lo hacen ellos.

Locke: ¿Por qué querría matarte tu gente?

Henry: Porque el hombre que está al mando... Es un gran hombre, John, un hombre brillante. Pero no es de los que perdonan. Me matará porque he fallado, John. He fallado en mi misión.

Locke: ¿Qué misión?

Henry: Cuando esa mujer me cogió en su trampa, venía hacia aquí, John. Venía a buscarte.

La expresión de Locke refleja una inmensa incredulidad, pero en ese momento la conversación queda interrumpida por los gritos de Kate.

Kate: [Fuera de plano] ¡Locke!

Jack: ¡Locke, ven aquí! ¡Locke! ¡Locke! ¡John!

Locke cierra la puerta de la armería mientras en el fondo vemos a Kate y Jack llevando a Michael hasta una de las camas.


Sawyer usa un palo para coger mangos de uno de los árboles en el bosque. Las frutas caen al río que hay junto a él y se acumulan en el agua. Ana se acerca a él, se agacha junto al arroyo y coge uno de los mangos.

Sawyer: [Acercándose a ella, enfadado] Eh, llevo veinte minutos cogiendo esas malditas cosas. Quítale las manos de encima a mis mangos.

Ana Lucía: No te tenía por uno de los que recogen fruta.

Sawyer: ¿Qué quieres?

Ana Lucía: Necesito una pistola.

Sawyer: Bueno, tengo una idea. ¿Por qué no buscas a tu colega Jack? Él tiene una. Oh, es verdad. Sigue de paseo por la selva con Kate.

Sawyer le da la espalda, pero Ana es consciente de que Sawyer es el que está molesto porque Jack y Kate se han ido de expedición juntos.

Ana Lucía: Si tienes algún problema porque está pasando el tiempo con tu novia, [Sawyer se vuelve para mirarla] no la tomes conmigo, tío. ¿Y si me das una pistola?

Sawyer: Tengo otra idea... lárgate. Ya me has oído. Ahora vete.

Ana se va.


Flashback. Ana no consigue dormir en la habitación de hotel en Sydney. El reloj sobre la mesita de noche marca las 3:51 de la mañana. Finalmente se da por vencida, se levanta y se dirige hacia la salita para servirse un trago. Observa el paisaje a través de los cristales, pero antes de que tenga oportunidad de llevarse el vaso a los labios alguien llama a la puerta.

Christian: Sarah. Sarah, abre la maldita puerta.

Ana deja la botella y el vaso sobre la mesa y se pone la bata para abrir la puerta.

Christian: [Muy borracho] Bien, estás levantada. Es... es la hora. Trabajo de protección. Venga, vamos.

Ana Lucía: Después de cuatro días sin hacer nada aparte de beber, ¿ahora quieres irte en mitad de la noche?

Christian: Eso es. Es la hora, vamos. El destino nos llama, Sarah.


Ana conduce bajo la lluvia por una calle desierta.

Christian: Aquí es. Aparca ahí.

Ana Lucía: [Deteniendo el vehículo] ¿Para esto necesitas protección, un barrio residencial?

Christian le da un último trago a la petaca antes de bajarse del coche y dirigirse hacia una de las casas.

Christian: Quédate en el coche.

Ana Lucía: ¿Mantengo el contador en marcha?

Christian llama a la puerta y una mujer le abre. Ana escucha la conversación desde el coche y las palabras apenas si se entienden contra el ruido de la lluvia cayendo. Parece bastante molesta del papel que le toca jugar, pero a la vez muy interesada.


Christian: ¿Puedo entrar? Mira, es mi hija. Tengo todo el derecho de verla.

Lindsay: [Gritando] ¡No, no tienes ningún derecho! ¡Vete!

Lindsay intenta cerrar la puerta, pero Christian se lo impide.

Christian: [Gritando] Voy a entrar y no puedes detenerme. ¡Es mi hija! ¡Pago la hipoteca de la casa! ¡Quiero ver a mi hija!

Ana se baja corriendo del vehículo y se dirige hacia la casa para detener a Christian antes de que haga alguna tontería.

Ana Lucía: ¿Qué demonios te pasa?

Le empuja en dirección al coche.

Lindsay: ¡No te atrevas a volver aquí!

Christian: Sólo tenía una conversación con esta señorita.

Lindsay: ¡Necesitas ayuda!

Fin del flashback.


Sayid está cavando un agujero en una playa con una especie de pico que él mismo ha construido con cuerdas y un trozo de madera. Hurley se acerca a él.

Hurley: Colega, bonito agujero.

Sayid: ¿Qué pasa, Hurley?

Hurley: Eh, tío, ¿te acuerdas de la radio que hicimos? Pensaba que a lo menor podía conseguir que tocara música. Ya sabes, para Libby.

Sayid: Bueno, sólo funcionó una vez, y durante un minuto. Desde entonces la he probado varias veces y sólo recibo estática.

Hurley: Eso es. Incluso eso estaría bien. Porque entonces para Libby sería como, "es la intención lo que cuenta", y yo ganaría unos cuantos puntos, especialmente cuando me vea sostenerla sobre la cabeza.

Sayid: ¿Y por qué vas a sostener sobre la cabeza una radio donde se oye estática?

Hurley: ¿No teníais "Di Algo" en Bagdad? Es asombrosa. Este tío coge una radio y la sostiene sobre su cabeza junto a la ventana de su chica y le pone una canción de Peter Gabriel y, bam, la tiene en el bote. Es decir, después de que su padre vaya a la cárcel. ¡Pero la consigue!

Sayid: Creo que cojo la idea.

Hurley: Deberías verla alguna vez. Es decir, si alguna vez salimos de esta isla.

Sayid sonríe.

Sayid: Si quieres algo especial para Libby, hay una playa muy bonita a tres kilómetros de aquí. Podrías llevarla allí.

Hurley considera la propuesta de Sayid.

Hurley: ¿Crees que le gustaría?

Sayid: Yo llevé a Shannon allí una vez.

Sayid sigue cavando el agujero en la playa.


Jack examina a Michael en el búnker. Sigue inconsciente.

Jack: Michael. Michael.

Locke se acerca a él para preguntarle acerca del resultado del intercambio de prisioneros.

Locke: ¿Ha funcionado?

Jack: ¿De qué estás hablando, John?

Locke: Tu idea. El trato. Si nos daban a Michael...

Jack tapa a Michael con una sábana.

Jack: No nos han dado nada.

Locke: ¿Así que sólo fue una coincidencia, que saliera de la selva?

Jack: Yo estaba gritando y escuchó mi voz. [Locke no parece muy convencido] ¿Qué? ¿Le dejaron que se fuera esperando que mantuviéramos nuestra parte del trato? ¿Piensas que creen en el honor?

Kate aparece con un cuenco y varios trapos en la mano.

Kate: Hola.

Jack: Hola.

Locke se va.


Sawyer camina entre los árboles por el borde del arroyo, con la mochila al hombro y comiéndose un mango. Entonces escucha un ruido a su espalda y se da cuenta de que alguien le está siguiendo.

Sawyer: Sal, sal, seas quien seas. Sé que estás ahí.

Tira el mango y coge la pistola que lleva en la parte de atrás de los vaqueros.

Sawyer: No me hagas ir a por ti.

Ana carraspea y sale de entre los arbustos.

Ana Lucía: ¡Ejem!

Sawyer: Bueno, bueno, bueno. ¿Qué tenemos aquí? ¿La pequeña Caperucita Roja va a seguir al lobo malo hasta donde tiene guardadas las pistolas?

Ana Lucía: [Señalando el arma que sostiene Sawyer] ¿Por qué no me das esa que tienes ahí?

Sawyer: No voy a darte nada. Ya hemos pasado por esto, Lucy.

Sawyer deja la mochila en el suelo mientras Ana se acerca a él, dispuesta a darle un puñetazo y hacerse con la pistola por las buenas o por las malas. Sawyer esquiva el primer golpe, pero cuando se está riendo de que Ana haya fallado, ella le coge el brazo por detrás y le tira al suelo, sentándose a horcajadas sobre él.
Sawyer pelea con ella y consigue darle la vuelta a la situación, de forma que ahora es él quien está sentado sobre ella. Ana se revuelve y trata de soltarse, pero no lo consigue. Sawyer le pone la mano en la cintura, riéndose.

Sawyer: ¿Qué vas a hacer ahora, muchacha?


Ana le mira durante unos segundos antes de incorporarse y besarle en los labios. Sawyer se separa tras un instante y la observa incapaz de creerse lo que acaba de suceder, pero ella le coge la cara entre las manos y le besa de nuevo, apasionadamente. Los dos ruedan abrazados por el suelo sin dejar de besarse mientras Ana intenta quitarle la camisa. Luego se quita la camiseta y los dos se besan de nuevo.

En el suelo, a poca distancia, vemos la camisa de Sawyer y la pistola junto a ella, olvidada.


Flashback. Ana conduce el coche por el puerto de Sydney mientras Christian apura las últimas gotas de licor de una botellita.

Christian: [Inclinándose hacia la radio] Necesitamos un poco de música.

Ana Lucía: ¿Quién es ella?

Christian: ¿Quién es quién?

Ana Lucía: Esa mujer.

Christian: Es una historia muy larga, Sarah.

Ana Lucía: Soy Ana Lucía.

Christian: [Muy borracho] Bueno, yo sigo siendo Tom.

Ana Lucía: Eres patético, eso es lo que eres.

Christian: Puedes apostar el culo a que lo soy.

Ana para el coche con brusquedad.

Ana Lucía: ¿Por qué estás aquí?

Christian: Porque no puedo pedirle disculpas a mi hijo. Trató de ayudarme y se lo agradecí sacándole de mi vida. Se lo agradecí odiándole. Has venido aquí por la misma razón que yo, chica. Saliste corriendo. Vaya. Mira lo que me ha traído el destino esta vez.

Se han parado junto a un bar de copas.

Christian: Vamos. Tomemos un trago, o diez, y seamos patéticos juntos. ¿Que me dices?

Ana Lucía: [Tras una pausa] No. No.

Christian: Es decisión tuya.

Abre la puerta para bajarse del coche y le da un golpe con ella a Sawyer, que venía caminando por la calle.

Sawyer: ¡Eh, que voy andando!

Sawyer sigue su camino muy enfadado.

Ana Lucía: Espera. No. Larguémonos de Sydney. Vámonos. Volvamos.

Christian: No puedo volver. Nos vemos, chica.

Christian se dirige hacia el bar. Fin del flashback.


Ana se pone la camiseta de nuevo de espaldas a Sawyer después de haber estado con él. Sawyer sigue sentado en el suelo con una enorme sonrisa de satisfacción en la cara.

Ana Lucía: ¿Qué?

Sawyer: ¿No quieres mi número de teléfono?

Se pone de pie.

Ana Lucía: Si le cuentas esto a alguien... Te mataré.

Sawyer: Supongo que entonces no podemos hacernos caricias.

Ana se marcha mientras Sawyer se pone la camisa.

Plano de una de las despensas que los supervivientes tienen en la playa. Vemos dos latas de maíz y una inmensa salchicha, así como otra serie de víveres. Hurley coge varias de las latas y paquetes y las guarda dentro de su mochila. Libby se encuentra justo detrás de él.


Libby: Eh.

Hurley: [Muy nervioso al verse descubierto con las manos en la masa] ¡Oh!

Libby: ¿Qué tal?

Hurley: Esto no es lo que parece.

Libby: ¿Y qué parece?

Hurley: Parece... algo... que... no es. [Libby asiente sonriendo y Hurley se ve obligado a confesar antes de que ella se haga una idea equivocada] Oh, vaya. Me has pillado.

Hurley se sienta en la estructura de bambú junto a ella.

Libby: Hurley, no he venido a decirte qué hacer con la comida.

Hurley: No, no me refiero a eso. Sino a otra cosa. [Libby le mira muy interesada, esperando que se explique] Estaba preparando este picnic porque esperaba que quisieras venir conmigo. Ya sabes, como "nosotros". Pero era una sorpresa.

Libby: ¿De verdad? Es algo muy dulce.

Hurley: [Sonriendo] ¿Quieres ir entonces?

Libby: ¿Adónde?

Hurley: ¿Esa parte puede ser una sorpresa?

Libby: Sí.

Libby le acaricia el pelo y le coloca uno de los mechones detrás de la oreja.


Jack está limpiando unas tijeras en el fregadero del búnker. Ana se acerca por el pasillo.

Ana Lucía: Eh, has vuelto.

Jack: Hola.

Locke está sentado en uno de los sillones leyendo un libro.

Ana Lucía: Los Otros... ¿no aparecieron?

Jack: No. Pero Michael ha vuelto. [Señalando el fuerte golpe que Ana tiene en la frente] ¿Qué te ha pasado aquí?

Locke: [Interrumpiéndoles] Fue culpa mía. Dejé el grifo abierto en el baño y Ana se cayó y se golpeó la cabeza contra la encimera. [Ana le observa incrédula ante la flagrante mentira que le está contando a Jack] Y lo siento... otra vez.

Ana Lucía: Sí, no te preocupes.

Kate: [Fuera de plano] Jack. Jack. [Refiriéndose a Michael] Creo que se está despertando.

Jack se dirige hacia la cama donde se encuentra Michael, al que podemos escuchar gimiendo de dolor. Locke y Ana también se unen a ellos.

Jack: Michael. Eh, Michael.

Michael: Eh... ¿Jack?

Jack: Hola, tío.

Michael: Tío, ¿dónde... ¿Cómo he llegado...

Michael trata de incorporarse pero Jack se lo impide.

Jack: Oh, espera. Intenta tomártelo con calma. Estás de nuevo en el búnker. Te encontramos anoche en la selva.

Michael: Oh, mi cabeza.

Locke: Bienvenido.

Michael: Hola, John. [A todos] Les encontré.

Los demás le observan incrédulos. Michael les cuenta lo que le ha pasado desde que se fue en busca de Walt.

Michael: Cuando me marché fui hacia el norte, hacia el sitio donde habíamos estado. Fui hasta la playa y seguí la orilla. Y un día después vi a uno de ellos.

Locke: ¿Qué aspecto tenía?

Michael: Sucio, ropa gastada, sin zapatos. Simple... como el resto de ellos.

Jack: ¿Como el resto de ellos?

Michael: Sí. Su gente, los Otros. Le seguí hasta su campamento. Viven en tiendas... tiendas de campaña y tipis. Comen pescado seco. Están peor que nosotros.

Kate: ¿Cuántos había?

Michael: Conté veintidós.

Jack: Y el bote...

Michael: No lo vi.

Jack: ¿Viste a Walt?

Michael: No. Pero sé que está allí.

Ana Lucía: ¿Y la gente a la que se llevaron? ¿Cindy? ¿Viste a los otros niños?

Michael: [Negando con la cabeza] No, no había niños. No, pero creo que estaban en el mismo sitio que mi hijo. Tienen un búnker.

Jack: ¿Cómo sabes que tienen...

Michael: Hay unas puertas de metal en el suelo. ¿Qué más podría ser?

Jack: ¿Y crees que tienen a los niños allí?

Michael: Los tienen vigilados las veinticuatro horas del día. Dos guardias, dos pistolas, y sólo vi dos pistolas. Apenas si tienen armas. Muchos de ellos son viejos y la mitad son mujeres. Quería... [A punto de echarse a llorar] No pude salvarle. Así que volví para deciros... deciros que podemos con ellos. Tan pronto como me encuentre bien os llevaré allí. Y vamos a traer a mi hijo de vuelta.


Locke escribe algo en unos papeles en el búnker cuando Jack se acerca para hablar con él.

Jack: Tenías razón.

Locke: ¿Acerca de qué?

Jack: De Henry. Lo que Sayid y tú le hicisteis cuando le encontrasteis. Tenías... tenías razón. No me gusta cómo lo hiciste, pero no debería haberme interpuesto.

Locke: Bueno, hiciste lo que en ese momento pensabas que era lo correcto, Jack. Sólo espero que me incluyas la próxima vez que decidas hacer algo. Y algo me dice... que será muy pronto.

Jack: Ya has oído a Michael. Podemos cogerles.

Locke: Nuestro amigo de la barba nos dijo que no cruzáramos la línea.

Jack: Son unos mentirosos, John. ¿Por qué deberíamos creernos una palabra de lo que dicen?

Locke: Estoy de acuerdo contigo. Así que... ¿Ahora qué?


Jack coge su mochila para salir de nuevo en dirección a la selva.

Kate: ¿Adónde vas?

Locke: A conseguir que Sawyer nos dé las pistolas.

Jack: [A Kate] Vamos a necesitar que le convenzas.

Kate: ¿Quién cuidará de Michael?

Ana Lucía: Yo me quedaré. Iros.

Jack: ¿Seguro?

Ana Lucía: [Sonriendo] Dale recuerdos a Sawyer.

Jack: Muy bien. Volveremos pronto.

Kate coge un par de botes de la encimera antes de marcharse con Jack y Locke. Cuando se han ido Ana observa atentamente la cerradura de la armería.


Hurley y Libby avanzan entre la hierba por la selva, camino de la playa secreta que les recomendó Sayid.

Hurley: Cuidado con la cabeza. Casi hemos llegado.

Libby: ¿Alguna vez has visto Los Picapiedra?

Hurley: Claro. Los veía a todas horas cuando estaba en el hospital... [Se da cuenta de lo que acaba de decir] Cuando... me rompí la cadera.

Libby: ¿Te diste cuenta de que Fred pasaba junto a la misma cosa una y otra vez? [Se para y señala uno de los árboles] Es la tercera vez que pasamos junto a este árbol.

Hurley: [Mirando el árbol] Eh, es un árbol distinto.

Libby: Hurley, no pasa nada si te has perdido.

Hurley: Colega, no me he perdido. ¿Confías en mí? Estamos a punto de llegar a la mejor playa secreta de toda la isla. [Saliendo de entre los árboles] Y... ¡sorpresa!

Libby mira a su alrededor.

Libby: Eh... ¿Hurley? Esta es nuestra playa. Ahí está Jin.

Y, efectivamente, cerca de ellos podemos ver a Jin limpiando un pescado.

Libby: Eh, ¿por qué no hacemos el picnic aquí? Vamos, dame las mantas.

Esto...

Hurley: ¿Mantas?

Libby: [Incrédula] ¿No has traído mantas? [Pues va a ser que no] ¿Y bebidas? [Como que tampoco] Vale, yo me encargaré de las mantas. Busca a Rose y Bernard. Les vi coger vino del cargamento. ¿Vale?

Hurley: Oh. Vino. Genial. Puede que si me emborracho me acuerde de qué te conozco.

Libby: [Un poco molesta porque siga insistiendo con lo mismo] Sí. Vale.

Libby se marcha en busca del vino y Jin le hace un gesto de aprobación a Hurley, con el pulgar en alto. Los dos sonríen.
Sawyer está sentado junto a su tienda en la playa leyendo “Bad Twin”. Jack, Kate y Locke llegan junto a él.


Jack: Sawyer. Deja el libro.

Sawyer: No es un libro. Es un manuscrito. Voy a ser la primera y única persona en saber quién lo hizo. Creo que ya lo sé, así que frena un poco y da una vuelta alrededor de los cocoteros. Me quedan como diez páginas. [Jack le quita el libro de las manos] ¡Eh!

Jack: ¿Quieres saberlo?

Jack arranca las últimas páginas del libro y las arroja al fuego (qué gracioso). Sawyer se levanta a toda prisa y trata de rescatarlas antes de que ardan por completo.


Sawyer: [Quemándose] ¡Aah! ¿Cuál es tu problema, doc?

Jack: Es hora de que nos devuelvas las armas.

Sawyer: Me has quemado el final del libro y ahora...

Locke: ¿Dónde están, James?

Sawyer: [A Locke] ¿Tú también, Brutus?

Kate: Llévanos allí, Sawyer, ¿vale? Deja de jugar.

Sawyer: [A Jack] ¿La has traído para que te ayude? Ella no puede leerme el pensamiento, doc. [A Kate] ¿Así que por qué no os vais a jugar a la selva?

Jack saca una pistola y apunta a Sawyer con ella.

Jack: Llévanos hasta las armas. Ahora.

Sawyer se lleva la mano hasta la parte de atrás de los pantalones, en busca de su propia pistola, y entonces se da cuenta de que no está allí. Ana.

Sawyer: Oh, esa zorra. Me ha robado la maldita pistola. Ana Lucía.

Jack: ¿Para qué necesita una pistola?

Sawyer: Hija de puta.

Plano de alguien sacándose una pistola de la bota.

Locke: Jack...

En el búnker Ana amartilla el arma.

Locke: Tengo que contarte algo.

En el búnker Ana abre la puerta de la armería y le lanza una navaja a Henry, mientras en la playa nuestro héroe se pregunta qué es lo que le han ocultado esta vez.

Ana Lucía: [A Henry, desde la puerta] Cógelo. Desátate.

Henry no se mueve.

Henry: ¿Qué?

Ana Lucía: Hazlo.

Henry: ¿Por qué?

Ana Lucía: Ya sabes por qué.
Henry por fin coge la navaja y corta la cuerda que le ata al suelo de la armería.


Henry: Seguía diciendo que estabas equivocada.

Ana Lucía: ¿De qué estás hablando?

Henry: Goodwin. Sí, nos lo dijo todo acerca de ti, Ana... Que pensaba que merecías la pena y que podía cambiarte. Pero estaba equivocado... [Deja el cuchillo en el suelo, muy despacio] Y le costó la vida.

Ana Lucía: Iba a matarme.

Henry se pone de pie.

Henry: ¿Sí?

Ana Lucía: ¿Has terminado?

Henry: Sí, Ana, he terminado.

Ana saca la pistola y le apunta con ella.

Henry: ¿Y eso es todo?

Ana Lucía: Sí, Henry. Eso es.


Flashback. Jack está en la cola de embarque en el aeropuerto de Sydney, tratando de convencer a Chrissy de que le deje embarcar el ataúd de su padre en el avión.

Jack: Estoy frente a usted con el mismo traje que llevé en el funeral de mi padre y le estoy pidiendo un favor. Tengo que estar en Los Ángeles dentro de dieciséis horas. [Ana sen encuentra también en la cola, esperando a que Jack termine de hablar con la empleada] Y necesito que ese ataúd pase las aduanas porque habrá un coche fúnebre esperando allí. [Vemos a Jin con los billetes de avión en la mano, y luego de nuevo a Ana mientras Jack sigue hablando en el fondo] Y necesito que ese coche nos lleve al ataúd y a mí al cementerio. ¿Por qué? Chrissy, ¿por qué no puedo llevarle a una funeraria y que se encarguen de todo? ¿Por qué no tengo más tiempo? Porque... necesito que se acabe. [Jack está a punto de llorar y Ana también parece muy afectada por la situación] Necesito que se termine. Yo... Tengo que enterrar a mi padre.

Ana saca el móvil del bolso y realiza una llamada.

Ana Lucía: Eso era un avión. No, no estoy trabajando. Estoy en Sydney. Eso es, Australia. Yo... No lo sé, yo... [Se sienta a esperar que su vuelo despegue] Cometí un error, mamá. Lo sabías, así que me alejé de ti tanto como pude. Pero ahora... Quiero volver a casa, mamá.

Teresa: Pues vuelve.

Ana Lucía: Voy en la Oceanic... vuelo 815.

Teresa: Estaré allí cuando aterrices, mi hija.

Fin del flashback.


Ana juega con el cargador de la pistola en el búnker. Michael se acerca a ella.

Michael: ¿Dónde están todos?

Ana Lucía: Lo que dijiste les hizo ponerse en marcha. Han ido a buscar las armas que tiene Sawyer.

Michael: Sawyer. Sawyer tiene todas las armas.

Ana Lucía: Es una historia muy larga.

Michael se sienta junto a ella.

Michael: [Refiriéndose a la pistola que Ana tiene en las manos] Al menos no se quedó con esa.

Ana Lucía: Sí. Qué pena que no pueda usarla.

Michael: ¿Para qué?

Ana Lucía: Cogimos a uno de ellos, de los Otros. Está encerrado ahí.

Señala hacia la armería.

Michael: ¿Cuánto tiempo...

Ana Lucía: Más de una semana.

Michael: ¿Y tú estás cuidando de él?

Ana Lucía: Hoy ha tratado de matarme. Así que quería matarle. [Casi llorando] Pero no he podido hacerlo. Ni siquiera pude matarle. Le miré y él... No puedo seguir con esto.

Michael se pone de pie y se acerca a la puerta de la armería.

Michael: Pues deja que lo haga yo. [Se agacha junto a ella] Son animales. Les he visto y son animales. Me quitaron a mi hijo de las manos. Se llevaron a mi hijo y... Yo lo haré. Dame la pistola. Le mataré. Porque eso es lo que harían ellos.

Ana le entrega el arma.

Michael: ¿Cuál es la combinación?

Ana Lucía: Dieciocho derecha... Uno izquierda... Treinta y uno derecha.

Michael observa la puerta y luego se aleja varios pasos, mirando la pistola y tratando de tomar una determinación.

Michael: Lo siento.

Ana Lucía: ¿El qué?

Michael se vuelve y le dispara a Ana en el pecho. Ella baja la vista, incapaz de creer lo que acaba de suceder, y luego apoya la cabeza en el sofá, muerta. Michael la observa con el arma aún en la mano, sin poder reaccionar. Entonces Libby entra en el búnker y descubre la macabra escena.

Libby: [Gritando] ¿Michael?

Michael se vuelve sorprendido al escuchar su nombre y dispara de nuevo sin pararse a pensarlo.


Dos veces.
Las balas atraviesan la manta que Libby sujetaba y ella se desploma sobre el suelo.

Michael consigue reponerse y se dirige hacia la armería. Abre la puerta y estudia a Henry durante unos instantes. Entonces levanta de nuevo la pistola y... bam.




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Traducción: gwedynn



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